viernes, diciembre 22, 2017

MUJER CHILENA, INCOMPRENDIDA, TRAGICA (Sergio Fritz Roa)





Hoy pensaba en el sino de tres mujeres, tres escritoras, tres chilenas. En sus vidas, oscuras, tremendas, sacadas de una tragedia griega; despreciadas en su tiempo, incomprendidas, lo que las llevó al suicidio en algún caso o al alcoholismo en otro o en sufrir una amargura existencial inmensa. Y, aunque ellas podrían ser excepción, y dada su fama nublarían un tanto a las demás, siento que no es así. Por el contrario, la gran mayoría de las mujeres de esta tierra poseen mucho de ese sino terrible y esa ingratitud nacional que tuvieron que soportar Teresa Wilms Montt, Gabriela Mistral y María Luisa Bombal. Rebeldes, locas, amantes de la libertad, complejas, encendidas por el fuego de la pasión, sus escritos nos muestran los aspectos más luminosos y sombríos del ser femenino, ese aspecto providencial pero también caótico. Julius Evola habló una vez de tales dimensiones de la mujer, y ello no puede ser más cierto que en el caso de quienes hablamos.

Siento que hay mucho de esa mujer feriante, en la mujer poblacional que saca adelante a sus hijos, en la profesora de pueblo, que poseían las tres féminas de las que hablo. Existe esa misma energía que motiva a "ir más allá", a no conformarse. ¡Cuantas veces ha sido en este país la mujer quien le da una orientación digna a una familia! ¡Cuantas veces ha sido ella la protectora de los hijos frente a un marido alcoholizado, flojo o violento!

Yo estoy lejos de eso que llaman feminismo. Siento que toda reivindicación que se politiza en extremo pierde su naturaleza prístina. Pero es mi punto de vista solamente. Entiendo y apoyo esa lucha que han dado ellas por su espacio en la sociedad, por la dignidad que poseen, y contra toda forma de violencia sexista; mas no ciertos discursos de algunas feministas de hoy.

La razón de este rechazo e ingratitud del hombre hacia la mujer tiene que ver con el hecho por el cual la mayoría de los hombres chilenos temen a esa mujer de carácter, independiente y que se muestra mucho. ¡He visto tantos casos de esa expresión de debilidad! A quien es así se la trata de "maraca", "suelta", "lesbiana", "figurona", etc. Mientras que si un hombre hace lo mismo, es considerado como alguien de personalidad, de carácter, etc. Se prefiere una mujer de poca voz, que no se ría, que sea sumisa. Y lo peor, quizá, es que incluso muchas mujeres chilenas participan de tal pensar, fomentando a sus hijos esa crianza...

Si queremos sanar a este país, deberemos partir  con el respeto que merece el otro género: hacia nuestra madre, abuelas, hermanas, pareja, compañera, amiga, hija. Como hombres no podemos repetir esa constante de ignorancia y prejuicios. Ser viril no es ejercer posesión ni violencia hacia la mujer, sino estar seguro de uno mismo y respetar a lo femenino, parte fundamental de esta sociedad.










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