viernes, junio 17, 2011

LA MIRADA DE LA AMADA (SERGIO FRITZ)

“… porque aceptando la fatalidad del amor me rendí al peligro de muerte”.

(“El puñal”, Leopoldo Lugones)

Esta noche reflexiono sobre los ojos de la Amada. Algunos escritores han intuido este misterio femenino, sí del Eterno Femenino. Dante y los Fedeli d´Amore por ejemplo.

En la literatura del siglo XX, rescato dos ejemplos. Un chileno y un argentino. Miguel Serrano y Leopoldo Lugones. Dos escritores maravillosos, malditos, independientes, cuestionables, pero sinceros. Dos magos de las letras.

Pues si la mirada femenina es intensa, misteriosa, prístina, sin embargo la mirada de la Amada, aquella que posee las Llaves, lo es dos veces. Pues es mortal. Sangre y lágrimas que devela su ser y que atraparán para siempre al hombre.

Pero también es capaz de dar vida, aunque una vida en el más allá.

De qué Amada nos hablan estos escritores. De la reina de Saba. Lilith. Kali. La Virgen negra de los alquimistas.

La que aparece y destroza nuestro orden aparente. La que modifica las creencias. La que incendia el alma, para hacer de sus cenizas una nueva, tal vez más corpórea, tal vez más sutil.

La que porta las Llaves y las entrega al guerrero para que la ame una vez más, para que beba su aliento.

Serrano en toda su Obra nos habla de Ella. Pero, es en “Las visitas de la reina de Saba” donde es poseído de alguna manera por este símbolo, para enseñárnoslo. Gran misterio es éste, pues no se trata de mera fantasía; es algo que el mismo escritor chileno vivió y padeció a través de esa mujer llamada Irene, quien muere joven para vivir eternamente en la prosa poética de Serrano.

Lugones en “Cuentos fatales” comprende bien que esos ojos femeninos no obstante su perfección, y tal vez por eso mismo, son señal de ominoso futuro. Los relatos vinculados a Ella, en sus “Cuentos fatales” indican que esa mirada es misteriosa, antigua, y a la vez mortal. Su realeza es aplastante. Pero ¿puede ser de otra forma si estamos ante el Mysterium mismo?

Se relaciona la arquetípica Reina de Saba con la serpiente. Así lo intuyen ambos escritores. Y es lógico. Kundalini es su símbolo más evidente, pues Ella despierta a la serpiente. Eva cae seducida por la serpiente; Lilith en cambio es la que la domina.

En “Los ojos de la reina”, Lugones es explícito en este aspecto. Pero Serrano también lo es en “Las visitas de la reina de Saba” cuando nos indica que ella portaba la serpiente. En una entrevista, el escritor dirá que el único órgano del Amor realmente son los ojos, pues los otros (órganos sexuales), en verdad han sido “mezclados”, “atacados” por el demiurgo, al ser además órganos de la excreción. Por tanto, solo los ojos se mantienen puros, inatacables, como espejo del alma, como reflejo del espíritu.

Los ojos inicialmente paralizan al amante, pero luego permiten entrar a otros mundos. Así fue con Dante, quien pudo llegar incluso al infierno y al cielo.

Lo fatal es lo siguiente: hacen añorar ese otro lado, esa sed de inmortalidad. Quien la ve, no la olvida. Quien siente su mirada es helado para siempre. El signo de Caín se ha grabado en su frente y nada satisface su querer.

Noche del 18 de junio de 2011.


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