miércoles, febrero 08, 2006

EL REHUE


EL REHUE,
AXIS MUNDI DE LA COSMOVISIÓN MAPUCHE


"Por el eje sube el MACHI, nuestra voz, y por el eje baja el FFILEU, el Espíritu de Sabiduría, hasta el centro de nuestro mundo, allí donde un día, tal vez, se encontrarán la gente del sur con la del norte, la del oriente con la del poniente.
Porque sólo en el espíritu de la sabiduría sabrán reconocerse, sólo ahí el agua se hermana con el fuego..."
(La selva fría y sagrada. Miguel Laborde D.)


1.-
La inmensa y trascendental labor efectuada por René Guénon durante el siglo XX no constituye solamente un camino de depuración de las falsas concepciones "espirituales" de su tiempo (espiritismo, neovedantismo, teosofismo, etc.), lo cual ya daría bastante mérito a su autor. En verdad, fue mucho más que eso, por cuanto su gestión incluye la entrega de herramientas para constituir una elite y el llamado a un acercamiento a las distintas formas tradicionales (y así a la Tradición Unánime) para quienes tengan un corazón sincero y un intelecto capaz de remontar la caída que vive la humanidad.

A fin de explicar ciertos principios tradicionales, Guénon utilizó el lenguaje de los símbolos, el que tomó especialmente de las formas espirituales hinduista, islámica y cristiana.
Para nosotros, mujeres y hombres americanos, se hace imprescindible la lectura de una tal obra, prístina y sabia; especialmente si es muy poco lo que sabemos de las tradiciones surgidas en este magno paisaje. Sin temor a equivocarnos y contra el implícito prejuicio de muchos, afirmamos que aun es posible aprender mucho de la sapiencia ancestral americana, y considerarla auténtica fuente de gnosis.

De allí que estudiar con amor, seriedad y respeto las religiones, los mitos, las leyendas y los símbolos que han sido el sustento de los pueblos nativos de América, se nos presenta como una actividad primera, imprescindible.
Sirva el presente trabajo como una humilde reivindicación de nuestros ancestros (1).

2.-

Hemos elegido para esta oportunidad el análisis de un símbolo mapuche (etnia que habita preferentemente el sur de Chile y Argentina), que nos conecta con los profundos conceptos de tal visión, y que permite además demostrar que la Tradición en sus cimientos es Una.
Lo que comúnmente se llama rehue (2) es una figura ceremonial hecha de madera (ya sea de canelo u otro árbol), cuya cúspide tiene la forma de una cabeza humana y está constituida generalmente de siete escalas. Enunciemos desde ahora que ésta es una alusión a los siete cielos (3). Además, el papel que desempeña en el pueblo mapuche es el de Axis Mundi (eje del mundo), imagen que encontramos en otras regiones del mundo.
Como bien dice Gastón Soublette "un rehue es un poste sagrado que sitúa a una comunidad religiosa indígena en la tierra. Como tal viene a ser un axis mundi, esto es, un eje del mundo que une ritualmente el cielo con la tierra, para que la existencia adquiera sentido" (4).
En efecto, este tronco delimita los planos terrestre y celestial; pero los sostiene a la vez. Incluso más, desempeña el papel de puente que permite los movimientos ascendente y descendente, lugar que facilita el intercambio de las energías sutiles celestiales y las terrestres. Estos movimientos los hallamos en el caduceo de Hermes, la vara que es enrollada por dos serpientes. Dichos animales aquí representan dos cualidades opuestas, e incluso mejor, dos procesos llamados solve (disolver) y coagula (coagular). También es el "mercurio segundo", materia llevada a uno de los mayores grados de perfección dentro del magisterio alquímico.

En cuanto "eje del mundo" el rehue se presenta como el centro de una comunidad espiritual. Es el sustento que ordena y potencia las fuerzas espirituales mapuches. De allí que sea muy pertinente la etimología según la cual rehue significa lugar (hue) sagrado (re). Esta cualidad intrínseca permite la valoración ritual del símbolo en estudio. Así podemos emparentarlo con el Árbol de Vida, del cual se nos habla en muchas tradiciones (cristiana, hindú, kabbalista, mazdea, alquímica, etc.). Baste decir que en el Génesis bíblico dicho árbol se ubica en el centro del Paraíso. En la Tradición se nos muestra que de dicho árbol surge un fruto que puede concedernos la inmortalidad (el Elixir Vitae alquimista; el haoma zoroástrico; el soma hindú). En varios tratados de Alquimia hallamos dos árboles: de uno de ellos surgen frutos de oro, y del otro de plata.
El rehue tiene posición inclinada y mira hacia el este, es decir al lugar donde surge el Sol, la fuente de vida. Por ello es que distintas tradiciones nos hablan que de Oriente viene la Luz, entendida esta como alimento espiritual.
También podemos relacionar el simbolismo del rehue con el de la escala o puente, como ya hemos adelantado. Y así se nos enseña a través de esta interpretación el sentido de viaje iniciático, a través de distintos estadios espirituales, que van modificando la consciencia y que desarrolla la Machi.
A nuestro recuerdo surge de inmediato la primera lámina del Mutus Liber (Libro Mudo), el célebre libro de Alquimia, donde aparece ilustrada la escala de Jacob (5), por la cual bajan los ángeles, es decir las potestades celestiales, haciendo sonar sus trompetas a fin que el operador o alquimista, despierte de los sueños o realidad ilusoria. Esta misma lámina viene acompañada de citas (las cuales deben leerse de derecha a izquierda) tomadas del Génesis. En dicho libro (Génesis) hallamos una parte muy importante para el análisis de nuestro objeto de estudio. En Génesis XXVIII, 16-17 se dice: "16.- Cuando Jacob despertó de su sueño, exclamó: "Verdaderamente Yahvé está en este lugar y yo no lo sabía". 17-. Y lleno de temor añadió: "¡Cuán venerable es este lugar!", no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo".
Otra vez la relación Árbol de Vida - lugar sacro, se hace evidente.
René Guénon indica: "hemos mencionado anteriormente el simbolismo conservado entre los indios de América del Norte, según el cual los diferentes mundos se representan como una serie de cavernas superpuestas y los seres pasan de un mundo a otro subiendo a lo largo de un árbol central. Un simbolismo semejante se encuentra realizado, en diversos casos, por ritos en los cuales el hecho de trepar a un árbol representa el ascenso del ser según el "eje"; tales ritos son védicos tanto como "shamánicos", y su difusión misma es un indicio de su carácter verdaderamente "primordial" " (6).
El rehue está conformado generalmente de siete escalones (7), los cuales la machi (sacerdotisa mapuche) va subiendo mientras canta y golpea el kultrún (tambor ceremonial). Tal proceso es un acercamiento al mundo celestial. Es interesante confrontar estos datos con lo que señala Guénon respecto a la iniciación mithraica: "así, especialmente en los misterios de Mithra, la escala tenía siete peldaños puestos en relación con los siete planetas, y, según se dice, hechos de los metales correspondientes respectivamente a aquéllos; el recorrido de tales peldaños figuraba el de otros tantos grados de iniciación" (8).
Se ha hecho notar por algunos autores que cada escalón representa un mundo, bueno o malo, o neutro (en el caso de nuestro mundo) (9). El primero y tercero tienen características negativas; el segundo, nuestra tierra es neutro (puede ser bueno o malo); los otros cuatro son positivos.
Finalmente, es conveniente indicar que el rehue también dice relación con otro símbolo axial: la montaña (10).
Otro punto que es interesante destacar en el análisis de este símbolo es su aspecto antropomorfo. Así, el rehue es un árbol con forma humana, en cuya cúspide hallamos un rostro. Fácil es interpretar lo anterior como expresión del Hombre Primordial, el Adam Kadmon de los kabbalistas.

3.-

Para finalizar, conviene insistir en lo dicho en las primeras líneas de este breve artículo. Las tradiciones americanas aun pueden considerarse manantiales de sabiduría. Ello no obstante el evidente desgaste que han sufrido en los últimos siglos, debido a factores internos y externos, que no es del caso analizar en esta oportunidad.
Creemos con firmeza que lo dicho por René Guénon en carta a Fernando Guedes Galvao (11), no
sólo puede aplicarse a los indios de las praderas norteamericanas, sino perfectamente a nuestros indígenas sudamericanos, y con mucha razón a los mapuches:
".. no sé si estáis al tanto, por parte del Shaij Aïssa (12), de las relaciones muy interesantes que se han establecido estos últimos tiempos con los indios de América del Norte. Debo decir que he quedado sorprendido de saber que, a pesar de tantas circunstancias desfavorables, muchas cosas se han conservado allí intactas hasta ahora, de forma que un despertar de su tradición siempre permanece posible; puede por lo demás que las cosas tomen pronto por ese lado un desarrollo imprevisto..." (13) .
Que así sea.


NOTAS

1.- Éste no es el primer artículo donde nos hemos referido a las tradiciones indígenas americanas. Ya en "El encuentro de un tradicionalista con los indígenas de las praderas", trabajo en conmemoración a la muerte de Frithjof Schuon, (Ciudad de los Césares, N°53, Junio-Agosto de 1999, Santiago de Chile), tuvimos la oportunidad de acercarnos a estas formas de religiosidad, aunque fuera someramente. Esperamos poder seguir estudiando unos tales temas, centrales para el presente y futuro de América.
2.- Hay quienes proponen llamarlo praprahue o quemuquemu. Desconocemos las razones que dan para indicar tales nombres y modificar un uso ya demasiado arraigado y, que incluso en el eventual caso que no fuera tan preciso como los indicados, sin embargo, nos permite definir claramente aspectos de la simbología de lo representado.
3.- Sobre el simbolismo del siete, mucho podríamos decir. Baste recordar que la iniciación mithraica comprendía siete grados; que son siete los planetas según las cosmologías antiguas; etc. Otros ejemplos se hallan en el texto de la charla que pronunciamos en Buenos Aires, en la "Semana Guenoniana 2004" y que puede leerse en: http://www.bajoloshielos.cl/14fritz.html
4.- La estrella de Chile, Gastón Soublette, Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 1984, p. 84.
5.- Un dato de importancia para quienes estudien la Alquimia. Mientras en la primera lámina, la escala de Jacob está de pie, permitiendo la bajada de los ángeles a nuestro mundo; en la última (lámina XV) está tendida en el suelo. Mientras que en la primera el operador duerme y los ángeles bajan a despertarlo, en la última muere y los ángeles coronan su ser ya volátil y resucitado. Así, una vez lograda la Piedra Filosofal (que es lo que quiere expresar la lámina XV), ya no se requiere de medios (la escala) que permitan el conocimiento, pues éste ya está incorporado de forma completa en el operador. Aquí subyace la misma enseñanza prescrita en varios textos herméticos, según los cuales en algún momento es necesario "quemar los libros"...
6.- En "El simbolismo de la escala", artículo incluido en Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada (René Guénon, Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires, tercera edición, 1988.), p. 293.
7.- En algunas ocasiones, se compone de cuatro peldaños. En este caso, el rehue se identifica con la mítica montaña Threng -Threng, de la cual se dice que reposa sobre cuatro cerros. Esta montaña desempeña una labor fundamental en cuanto a la salvación de los hombres. Se cree que la montaña, se levantará de las aguas, luego del diluvio, y en ella se protegerán los "siete elegidos". Anotamos de paso, que otra vez se vuelve al número siete que desempeñará un papel primordial para los antiguos. Sobre la relación rehue y montaña sacra, véase Cosmogonía y mitología indígena americana, Dick Edgar Ibarra Grasso, Editorial Kier, Buenos Aires, 1980, p. 258; y la nota 8 de este trabajo.
8.- René Guénon, Op. cit., p. 295.
9.- Véase el hermoso libro de Miguel Laborde Duronea, La selva fría y sagrada, Editorial Universitaria, S.A., Santiago de Chile, p. 37 y ss.
10.- Ver nota 7.
11.- Carta fechada el 24 de diciembre de 1947.
12.- Se refiere René Guénon a Frithjof Schuon. Véase nota 2 de este mismo artículo.
13.- Las negritas son nuestras.




URL de esta página: http://www.bajoloshielos.cl/15fritz.html

Revista Bajo los Hielos N° 15
( Mayo de 2005)

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